Publicado por primera vez el 12-03-2014 en Papel de periódico (http://papeldeperiodico.com/2014/03/12/sintesis-de-nanotubos-de-carbono/)
Después de mucho pensar sobre qué tema elegir para esta entrega pensé
que sería buena idea escribir un poco acerca de uno de los proyectos en el que
actualmente trabajo en el grupo de investigación del prof. Petrus d’Amorim
Santa Cruz Oliveira, del Departamento de Química Fundamental de la Universidad
Federal de Pernambuco (Recife, Brasil), donde el objetivo principal es producir
nanotubos de carbono mediante la técnica de ablación láser.
Los nanotubos de carbono han despertado bastante interés en la comunidad
científica en las últimas dos décadas debido a sus peculiares e interesantes
propiedades. Fueron descritos por primera vez por el científico japonés S.
Ijima en 1991, aunque con anterioridad, el también japonés Morinobu Endo (en la
década de los 70) y los científicos soviéticos L. V. Radushkevich y V. M.
Lukyanovich (en 1952) ya habían obtenido imágenes (mediante microscopía
electrónica) de estas estructuras. El estudio de los soviéticos pasó
inadvertido en Occidente por haber sido publicado en ruso.
Los nanotubos de carbono
Los nanotubos de carbono son una forma alotrópica del carbono (alotropía
‒del griego άλλος, otro, y τρόπος, cambio‒ es la propiedad de algunos elementos
químicos de poseer estructuras químicas diferentes). Otras formas del carbono
son el grafito ‒como el de las puntas de los lápices‒; el diamante; los
fulerenos ‒esferoides de los cuales el más conocido tiene 60 átomos‒; y el
grafeno ‒lámina de un átomo de espesor donde los enlaces entre los átomos
pueden representarse como lados de hexágonos que recuerdan la estructura de un
panal de abejas‒. De hecho, los nanotubos de carbono podrían verse como una o
varias láminas de grafeno enrolladas formando cilindros concéntricos, o como
uno o más fulerenos concéntricos sumamente alargados. Los nanotubos, pueden ser
eléctricamente conductores o semiconductores en función del ángulo formado
entre el eje de los hexágonos de la pared y el eje del nanotubo. En cuanto a
sus dimensiones físicas, los nanotubos de carbono monocapa suelen tener
diámetros de 5 o 10 nanómetros (nm, una mil millonésima parte de un metro) y
los multicapa de unos 20 o 30 nm. Sus longitudes pueden ser de unos cuantos
micrómetros (μm, una millonésima de metro) hasta uno o tres milímetros.
Formas alotrópicas del carbono. Grafeno (arriba), fulereno (izquierda), nanotubo (centro), grafito (derecha). |
En general, los nanotubos de carbono pueden sintetizarse mediante tres
métodos: deposición catalítica en fase de vapor (CVD, por sus siglas inglés),
arco eléctrico y ablación láser (que es la que nos ocupa ahora). En el primero,
se requiere una fuente de carbono ‒que puede ser un gas o una disolución
orgánica «atomizada» en minúsculas gotas‒ que alimente un reactor ‒utilizando
un gas inerte como vehículo‒ a una temperatura de unos 800°C. Los nanotubos
crecen en una superficie adecuada ‒sustrato‒ dentro del reactor. En los métodos
restantes la fuente de carbono es grafito.
Nanotubos de carbono de una capa. |
En el método de arco eléctrico, los dos electrodos son de grafito, los
cuales adquieren tan elevada temperatura ‒debido al intenso arco eléctrico de
unos 200 Amperios‒ que el plasma de carbono producido puede devenir en la
formación de nanotubos. Con respecto al método de ablación láser, un rayo láser
de alta potencia incide en un blanco de grafito, obteniéndose también un plasma
que produce nanotubos en el momento en el éste toque las paredes más frías del
reactor.
Una atmósfera inerte en los tres métodos es fundamental para obtener
nanotubos de carbono, de otra manera, si se utilizara aire, el oxígeno
ocasionaría la combustión del grafito o del material de carbono que
estaría depositándose en el sustrato (método por CVD). El uso de pequeñas
cantidades de metales como hierro, cobalto, o níquel ‒como catalizadores‒ y el
control de las condiciones experimentales como, temperatura, cantidad de otros
elementos reactivos en el gas inerte ‒o en la fuente de carbono‒, entre otras
variables, pueden definir la morfología final de los nanotubos (una sola o
múltiples capas, diámetro, longitud, entre otras características).
Los nanotubos de carbono se han utilizado para hacer dispositivos
electrónicos como diodos o transistores; superficies de anclaje de
nanopartículas metálicas o grupos funcionales químicos para su aplicación en
sensores; elementos de ensamble para nanoestructuras diversas; relleno de
polímeros para la obtención de materiales compuestos de propiedades especiales;
actuadores; supercondensadores, entre otras muchas aplicaciones.
Sistema experimental
Como escribí en un comienzo, uno de nuestros objetivos es obtener
nanotubos de carbono ‒por el momento, de una sola capa‒ mediante el método de
ablación láser. Para este fin, el blanco es preparado con una mezcla de grafito
en polvo y cobalto/níquel ‒también en polvo‒ a una proporción atómica de 1%. La
mezcla se introduce en un molde de acero y a una presión de 10 toneladas-fuerza
se obtiene una pastilla de 2 cm de diámetro y aproximadamente 0.5 cm de
espesor. De esta manera, el blanco tiene la suficiente estabilidad mecánica
para ser manipulado y colocado dentro del reactor de acero.
El láser que tenemos en el laboratorio, es un láser Nd-YAG ‒acrónimo del
inglés neodymium-doped yttrium aluminium garnet ‒ con la
potencia suficiente para la ablación del blanco de grafito. Este equipo realiza
la emisión de láser mediante un medio sólido, formado de cristales de óxido de
itrio y aluminio y con dopaje de neomidio (Nd:Y3Al5O12).
El láser producido tiene una longitud de onda de 1064 nm ‒en la región
infrarroja del espectro electromagnético‒ aunque el equipo también genera rayos
de longitud de onda de 532 nm ‒luz visible de color verde‒, 355 nm y 266 nm
‒región ultravioleta‒. En nuestro caso, estamos utilizando el láser de 532 nm
por tener todavía un buen nivel de potencia (el costo por disminuir la longitud
de onda fundamental de 1064 nm, es una disminución de la potencia) y también
por seguridad. Es mejor que un rayo láser de alta potencia sea visible para
evitar una exposición del rayo en nuestra piel.
Esquema del sistema experimental. |
Para concentrar el rayo láser en el blanco, utilizamos una lente
convexa con una distancia focal de 32 cm. Es decir, a esta distancia podemos
concentrar el rayo láser en un punto. ¿Quién de niño no concentró los rayos
solares mediante una lupa y quemó un trozo de papel? La idea es básicamente la
misma que la de la lupa. Al concentrar el rayo láser, incrementamos la energía
‒por unidad de área‒ en un punto en la superficie del blanco de grafito,
facilitando así, la generación del grafito vaporizado.
En este momento, aún estamos en la etapa de pruebas preliminares. Ya
logramos generar el plasma dentro del reactor, y esperamos que dentro de unas
semanas comencemos oficialmente con la producción de nanotubos de carbono de
una sola capa. Ya les estaré comentando más adelante sobre las características
de los nanotubos que vayamos obteniendo y sus posibles aplicaciones.