(Artículo escrito en Recife, Brasil, 2014).
Hace algunas semanas el grupo de los investigadores
Jessica A. Adams, Fiona Matheus, y colaboradores, de la Universidad de Exeter
(Reino Unido) publicaron un meta-análisis* (estudio en el que se comparan
distintas investigaciones con una temática común para obtener conclusiones más
generales) en el que establecieron la posibilidad de que la radiación
electromagnética de los teléfonos celulares (o móviles) ocasiona daño en la
motilidad y vida de los espermatozoides. El supuesto daño se vería potenciado
por el hecho de que los hombres llevan normalmente estos dispositivos en los
bolsillos del pantalón. Como suele ocurrir, hubo medios de comunicación que, sin
mesura alguna, difundieron que la radiación de los móviles daña los
espermatozoides sin tomar en cuenta que los resultados no fueron concluyentes.
Las señales de móviles y routers son inofensivas
Las más recientes investigaciones
auspiciadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comisión
Internacional para la Protección contra las Radiaciones no Ionizantes (ICNIRP,
por sus siglas en inglés) y la Agencia Internacional para la Investigación en
Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) no han demostrado que la radiación
electromagnética (en el orden de los Hz, KHz o MHz) de móviles, routers o
cableado eléctrico de casas y edificios sea nociva.
Aunque por motivos precautorios
es válido que se siga buscando alguna posible correlación, es importante
también que quienes realizan estas investigaciones sean conscientes de que las
ondas de radio y las microondas se ubican en la parte mucho menos energética
del espectro electromagnético, lo cual las vuelve inofensivas en el nivel de
baja intensidad que se utiliza en la cotidianeidad.
La radiación electromagnética
La radiación electromagnética
conforma un espectro: ondas de radio, microondas, radiación infrarroja, luz
visible, radiación ultravioleta (UV), rayos X y radiación gamma. Conforme la
longitud de onda disminuye (distancia entre crestas adyacentes), o aumenta la
frecuencia (ciclos por segundo o por metro), la radiación electromagnética es
más energética.
De acuerdo con la mecánica
cuántica, la radiación electromagnética, además de tener un comportamiento
ondulatorio, puede describirse mediante partículas: fotones. Un fotón de
microondas (longitud de onda del orden de los cm) es mucho menos energético que
un fotón de rayos X (longitud de onda aproximada de 0.1 nanómetros ‒10-9 m‒)
o menos aún si lo comparamos a un fotón de rayos gamma (longitud de onda
inferior a 0.01 nanómetros).
Espectro electromagnético. |
La radiación electromagnética a partir de los rayos UV de
alta energía (longitud de onda entre los 50 y los 15 nm) hasta los rayos gamma,
es ionizante. Es decir, los fotones de esta región del espectro son capaces de
desprender electrones de átomos y moléculas, y romper enlaces químicos. La
radiación restante es no ionizante.
Una analogía
Imaginemos lo siguiente: hay una serie
de habitaciones contiguas con ventanas que dan hacia la calle las cuales no
tienen vidrios pero sí barrotes. En el centro de cada habitación hay una “torre”
de fichas de dominó sobre una mesa. Afuera, a lo largo de la acera de enfrente hay
personas con proyectiles esféricos de tamaño variable. De pronto, ayudados por
pequeñas catapultas, comienzan a lanzar los proyectiles más grandes hacia las
habitaciones. Estos se estrellan en las paredes y barrotes de la ventana. Ante
el ensordecedor ruido las fichas de dominó comienzan a vibrar un poco. Después,
los lanzadores comienzan a arrojar proyectiles más pequeños y más pequeños hasta
lograr que algunos logren colarse por entre los barrotes. Unos proyectiles
alcanzan la mesa y otros golpean la torre de fichas la cual comienza a sufrir
daños importantes. Al final, cuando los proyectiles son diminutos, impactan con
violencia una o dos fichas. Tal ataque selectivo provoca que las torres se mantengan
pero sin un número importante de fichas.
Analogía habitaciones-células. |
Con tal escenario en mente pensemos que la serie de
habitaciones representa a células de un tejido (como la piel); que las paredes
y ventanas son las membranas de las células, y que la torre de fichas de dominó
es el código genético (ADN) del núcleo celular. A su vez, los proyectiles
grandes de madera representan los fotones de longitud de onda relativamente
grande; entre más pequeños son los proyectiles menor es la longitud de onda de
los fotones. La velocidad que alcanzan al ser lanzados representa la intensidad
(“luminosidad”) de los fotones, no su energía, puesto que, como vimos, la
energía se relaciona directamente con la longitud de onda.
Los fotones con longitud de onda más grande (proyectiles grandes) “impactan”
la parte externa de las células más expuestas. En ningún momento pueden "penetrar" la célula y menos aún alcanzar el núcleo celular donde se aloja el ADN
(torre de fichas). Lo mismo sucedería para los fotones con longitud de onda
menor (proyectiles medianos) como la infrarroja o la luz visible. La energía del
“impacto” se disiparía en la superficie en forma de calor; sin embargo, si los
fotones fueran de rayos UV de alta energía, tendrían la capacidad de atravesar
las capas externas y quizá impactar el núcleo celular (como los primeros
proyectiles capaces de atravesar los barrotes). Si los fotones
fueran más energéticos aún ‒rayos X o gamma‒, los fotones podrían “atravesar”
con facilidad las membranas de las células y del núcleo, e impactarían
selectivamente en alguna región de la molécula de ADN (como lo hicieron los
proyectiles más pequeños en ciertas piezas de la torre). Esto último
podría ocasionar mutaciones en el ADN que podría devenir en cáncer si la célula
logra sobrevivir y comienza a dividirse con irregularidad. Estos fotones,
capaces de interactuar con las moléculas pertenecen a la radiación ionizante.
Consideraciones finales
Quizá la analogía no es afortunada ante la extrañeza de imaginarnos un
proyectil que represente un fotón con una longitud de onda kilométrica (como
las ondas de radio) pero nos permite visualizar con claridad que solamente los
fotones con una longitud de onda del orden del tamaño de átomos o moléculas son
capaces de interactuar con ellas en forma directa.
Además de que la radiación no ionizante no produce ningún efecto en la
estructura molecular de las células, podemos añadir que las microondas
(radiación electromagnética que utilizan los móviles), es aproximadamente mil
veces menos energética que la radiación infrarroja (emisión de calor). Si desde
que somos concebidos emitimos esta última radiación y no sufrimos daño por
ello, mucho menos aún debería causárnoslo la radiación de microondas en los
niveles de intensidad normales de la vida diaria (menor a 0.012 W/m2 ‒como
comparación, la potencia de la luz solar que recibe la Tierra es
aproximadamente 13.7 W/m2‒). Así que, contestando a la pregunta del
título de este artículo: no, los móviles no causan daño ni a los
espermatozoides ni a ninguna otra célula de nuestro organismo.
* Jessica Adams et al. Effect of mobile-telephones on sperm
quality: A systematic review and meta-analysis. Environment
International 70 (2014), 106-112.
Qué precioso artículo, informativo, ameno y significativo.
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