(Publicado por primera vez en agosto de 2013 en http://papeldeperiodico.com/2013/08/21/que-es-la-biomecanica/)
Es posible que usted, amable lector, haya leído alguno de los libros del escritor Jonathan Swift donde el personaje Gulliver llega a la tierra de Lilliput, habitada por gente diminuta. Ahí, las plantas, los árboles y los animales están en una escala pequeña. En consecuencia, Gulliver es visto como un gigante. En otra aventura, llega a un país llamado Brobdingnang, donde la gente, la flora y la fauna es de mucho mayor tamaño que él. Ahí es tomado como alguien pequeño. Finalmente, un águila lo toma de su jaula y lo deja caer en el mar, donde es rescatado por personas de tamaño normal.
Es posible que usted, amable lector, haya leído alguno de los libros del escritor Jonathan Swift donde el personaje Gulliver llega a la tierra de Lilliput, habitada por gente diminuta. Ahí, las plantas, los árboles y los animales están en una escala pequeña. En consecuencia, Gulliver es visto como un gigante. En otra aventura, llega a un país llamado Brobdingnang, donde la gente, la flora y la fauna es de mucho mayor tamaño que él. Ahí es tomado como alguien pequeño. Finalmente, un águila lo toma de su jaula y lo deja caer en el mar, donde es rescatado por personas de tamaño normal.
Gulliver en Brobdingnag. |
Inmediatamente nos viene a la mente la cuestión de si las leyes físicas
habrían sido las mismas en las dos escalas. Si así hubiera sido, las gotas de
lluvia habrían parecido más grandes en Lilliput, al igual que las llamas de una
vela (suelen ser del mismo tamaño a pesar del tamaño de la vela). Habría
sucedido lo opuesto en Brobdingnang, donde gotas y llamas habrían parecido
minúsculas. Por otra parte, un lilliputense habría salido ileso de una caída
desde una altura significativa, no así un brobdingnangense, quien podría haber sufrido
un daño evidente al apenas tropezarse y caer.
Cambio de escala
Un cambio de escala (ante las mismas leyes físicas) a la manera como lo
vivió Gulliver, tendría implicaciones profundas en la interacción de las
personas con su entorno, incluso en el funcionamiento del propio organismo. ¿De
qué forma trabajaría un corazón lilliputense con respecto al de un
brobdingnangense? Seguramente la frecuencia cardíaca sería mucho más alta en el
primero basándonos en el hecho de que el corazón de los mamíferos pequeños
‒como los ratones‒ late unas 500 veces por minuto. En cambio, los mamíferos
grandes ‒como el elefante‒ tienen una frecuencia cardíaca de unos 40
latidos/minuto (la del humano es de 70 latidos/minuto en reposo).
Por otra parte, ¿el tamaño de los pulmones de lilliputenses y
brobdingnangenses podría ser proporcional al de un humano normal? Tomando el
mismo ejemplo de los mamíferos minúsculos y grandes, vemos que la frecuencia de
respiración de un ratón es de casi 200 respiraciones/minuto, en cambio, la de
un elefante es de poco menos de ocho (siendo 15 el de una persona en reposo).
Por lo tanto, es indudable que los sistemas respiratorios de tales personajes
ficticios, serían distintos. Además de estas diferencias, habría un sinfín de
otras más que harían imposible la existencia de seres minúsculos y gigantes, a
la manera humana.
Un sustento profundo de este análisis anatómico de los personajes de
Swift, lo podemos encontrar en la biofísica, o en una forma más enfocada, en la
biomecánica (disciplina que forma parte de la biofísica), la cual, como veremos
a continuación, nos permite conocer la dinámica entre las distintas variables
mecánicas que tiene lugar en un organismo vivo.
Origen de la biomecánica
Podemos definir la biomecánica (de las raíces griegas βίος, vida y
μηχανική, mecánica) como el estudio de sistemas biológicos (animales, órganos,
plantas, células y bacterias), desde un punto de vista mecánico. Sobre el
origen de esta disciplina, podríamos considerar que las primeras herramientas
biomecánicas de la humanidad pudieron haber sido el bastón y las muletas. Para
su manufactura, sólo pudo haber bastado conocer la estatura ‒y corpulencia‒ del
usuario y la elección del material: madera o algún carrizo lo suficientemente
resistente.
Prótesis egipcia de dedo del pie. |
La elaboración de prótesis humanas se remonta al antiguo Egipto. Hace
algunos años, la investigadora Jacky Finch (del Centro de Egiptología
Biomédica, Universidad de Manchester, RU) analizó dos prótesis de dedo gordo
del pie de una antigüedad anterior a los 600 años a. C. Una fue elaborada de
lino, pegamento y yeso, y la otra (encontrada en el pie de una momia de mujer),
se construyó de cuero y madera. La científica encontró que además de una
función estética, estas prótesis ayudaron a estabilizar la marcha de sus portadores1.
Tiempo después, prótesis rudimentarias ‒de madera e incluso bronce‒ para
personas que habían perdido un brazo o una pierna, se elaboraron en base a la
capacidad del material para soportar el peso corporal o, en el caso de un
brazo, minimizar el desgaste. Aunque en forma muy elemental y cualitativa, la
biomecánica siguió desarrollándose lentamente (es pertinente aclarar que sólo
desde una perspectiva actual, podemos denominar tales actividades como
comienzos de la biomecánica).
Robot diseñado por Leonardo da Vinci (el diseño original fue realizado en papel). |
Mucho más adelante, sobre todo en tiempos del Renacimiento, Leonardo da
Vinci diseñó dispositivos mecánicos para volar (inspirado en las alas de las
aves) e incluso un robot antropomorfo. Años después, Andrés Vesalio publicó sus
insuperables ilustraciones de anatomía (‘Sobre la estructura del cuerpo
humano’, en 1543), las cuales serían de gran utilidad para posteriores estudios
biofísicos. A partir de este periodo (pero sobre todo desde finales del siglo
XVII, con el desarrollo y expansión de la mecánica newtoniana), el análisis de
fuerzas, tensiones y esfuerzos en el diseño de dispositivos biomecánicos ‒con
respecto a su forma y materiales constituyentes‒, comenzó a ganar importancia.
La biomecánica moderna
En la segunda mitad del siglo XX, la biomecánica comenzó a ser cultivada
como disciplina independiente. Gracias a los avances tecnológicos, el sistema
circulatorio y el microcirculatorio (red de minúsculos vasos sanguíneos)
pudieron estudiarse en función de la cantidad y morfología de las células
constituyentes del plasma sanguíneo. Se analizó ‒y modeló‒ el intercambio
gaseoso en los alveolos pulmonares al igual que las propiedades plásticas de
las membranas celulares. Mediante estos modelos, se logró predecir, con una
certidumbre elevada, la dinámica real del sistema circulatorio, así como el
comportamiento de enfermedades como la diabetes, el enfisema pulmonar, y
algunas cardiopatías. De los científicos que estudiaron estos sistemas
biológicos, destaca en forma significativa el profesor chino-estadounidense
Yuan-Cheng Fung (nacido en 1919), quien es considerado el padre de la
biomecánica moderna2.
Sistemas biomecánicos micro y macroscópicos
Flagelos de chlamydomonas (algas unicelulares). |
La biomecánica ha permitido el estudio de sistemas biológicos
microscópicos, como la motilidad externa e interna de células y bacterias. Por
ejemplo, se ha estudiado la dinámica de los cilios o flagelos de algunas
bacterias y espermatozoides; la manera en que los citófagos (como algunos
glóbulos blancos, o leucocitos) engullen corpúsculos extraños mediante
pseudópodos (prolongaciones del citoplasma); la forma en que ocurre la mitosis
(proceso que ocurre en el núcleo celular, que consiste en el reparto equitativo
del material genético antes de la división celular).
En estos casos, el citoesqueleto (conformado en gran parte por fibras de
proteína denominadas microtúbulos) cumple una función primordial al actuar como
vías para que las proteínas motoras como la miosina, la dineína o la cinesina,
puedan desplazarse en el citoplasma.
Pasando ahora al mundo macroscópico, se ha aprovechado la eficiente
locomoción de algunos insectos como, cucarachas, hormigas y gusanos para el
desarrollo de robots que los emulan. Incluso se han diseñado pequeños robots
voladores basados en insectos alados. Igualmente, se ha estudiado la morfología
de aves, delfines o tiburones para hacer más eficiente el vuelo de aviones o la
navegación de barcos y submarinos.
Otras aplicaciones
El estudio biomecánico de hongos, plantas y árboles ha permitido hacer
una correlación entre su morfología y el medio ambiente donde se desarrollan.
De particular interés ha sido la génesis de filamentos en los hongos
filamentosos, así como la de las ramas y hojas de plantas y árboles. Por otra
parte, el estudio del ascenso de agua de las raíces a las hojas, filamentos, o
frutos, mediante el fenómeno de capilaridad, se ha analizado con el propósito
de mejorar la absorción de nutrientes del suelo.
La biomecánica da soporte a otra disciplina científica conocida como
farmacodinamia, la cual se encarga de estudiar la difusión y efectos de los
fármacos en el organismo. En la actualidad, se realiza investigación para hacer
más eficiente la distribución general ‒o focalizada‒ de fármacos que pudieran
permitir un ataque selectivo a tumores cancerosos, por decir un ejemplo.
Consideraciones finales
Incluso en el deporte, la biomecánica ha sido importante para mejorar el
rendimiento de los atletas, desarrollar técnicas de entrenamiento, y diseñar
equipamiento de alto rendimiento (tenis apropiados para un deporte particular,
cascos aerodinámicos para ciclistas, trajes para natación, bicicletas especiales,
entre otros). Además, para los estudios del efecto de la ingravidez en los
organismos biológicos (al permanecer un largo periodo en órbita), la
biomecánica ha tenido un papel importante.
Yendo un poco más lejos, incluso podríamos estudiar cómo un planeta
distinto a la Tierra (de mayor o menor masa), podría influir en el organismo
humano. Sería algo así como visitar Lilliput o Brobdingnang ¿no creen?
1. J. Finch. The ancient origins of prosthetic medicine. The Lancet, Vol.
377, 9765, 548-549 (pp), 12 February 2011.
2. Kassab. Y.C. “Bert” Fung: The Father of Modern Biomechanics. MCB, Vol.1, 1, 5-22 (pp), 2004.
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