Quizá una definición de ciencia en un mundo con un elevado acceso a la
información podría parecer intrascendente. No obstante, el uso desmedido de la
palabra «ciencia» y «científico» por empresas que anhelan legitimar sus productos
o servicios (como las de la homeopatía, biomagnetismo médico, acupuntura, entre
otras), ha contribuido a confundir, desinformar y engañar. El daño podría ser
grave si tal información «legitimada» pudiera afectar en forma directa la salud
de las personas. Por lo tanto, es fundamental en estos tiempos diferenciar la
información científica de la que no es.
Identificando a la ciencia
Debemos tener cuidado en no confundir ciencia con tecnología. Ésta
última existió miles de años antes que la ciencia. En tiempos prehistóricos se
elaboraban lascas, se practicaba la cocción de los alimentos y se conocía la
agricultura, por decir algunos ejemplos. Y aunque en la actualidad observemos
que la tecnología se relaciona fuertemente con la ciencia y viceversa (la
interacción entre ambas ha permitido la construcción de máquinas, de
instrumentos de medición, ordenadores, y sofisticados laboratorios), la
tecnología obedece más a la explotación económica de los principios científicos
que a la expansión del conocimiento por sí mismo. Una y otra se unen para el
progreso científico-tecnológico, mas tienen propósitos distintos.
Origen de la ciencia
Aristóteles (384 - 322 a. C.) |
Aunque la ciencia podría rastrearse en civilizaciones tan antiguas como
la sumeria, la babilónica o la egipcia, ésta comenzó a conformarse ‒en cierta
medida como la conocemos ahora‒ en la antigua Grecia. Esto se debió a que la
filosofía, surgida en este lugar, en aras de abordar cuestiones acerca de la
existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza y la mente, fue
procreando a la ciencia. La filosofía se encargó de hacer las preguntas que,
conforme fueron respondiéndose, dio lugar al nacimiento de las distintas
ciencias. De hecho, hasta bien entrado el siglo XIX, la sociología fue de las
últimas ciencias en desprenderse de ella.
A partir del Renacimiento, la dinámica interna de la ciencia se fue
sofisticando de manera tal que, en la actualidad, ésta posee una serie de «filtros»
que permite realizar un análisis exhaustivo de los nuevos aportes científicos. Los
filtros consisten de un grupo de especialistas ‒científicos de una determinada
disciplina‒ que pone a prueba, con todo el rigor posible, la solidez de los
resultados de las investigaciones. El conocimiento científico generado se
publica en revistas especializadas para su difusión. De esta forma, los
resultados obtenidos pueden ser reproducidos en cualquier parte del mundo.
El objeto de estudio en las disciplinas científicas
La dinámica interna de cada disciplina científica (y su objeto de
estudio), suele variar en función de que ésta pertenezca a uno de los tres
grupos en que se divide la ciencia: las ciencias naturales, las ciencias
formales y las ciencias sociales. En el primer grupo podemos encontrar a la
física, la química, la biología, por decir algunas; en las ciencias formales se
sitúan la matemática, la lógica, la informática y la teoría de sistemas; y al
grupo de las ciencias sociales pertenecen la antropología, la economía, la
historia, la sociología, entre otras. Esta división de la ciencia es superficial
puesto que hay ciencias de un grupo que pueden interactuar fuertemente con disciplinas
de los otros grupos.
Efecto Meissner (superconductividad). |
Las investigaciones en ciencias naturales, se basan en la observación de
fenómenos naturales (la gravedad, la difracción y refracción de la luz, la
acidez y alcalinidad de soluciones, entre otros). Cuando la observación es muy
refinada o indirecta (orgánulos de las células o distancia y tamaño de los
astros), se diseñan y se construyen instrumentos que permiten dicha observación
‒aquí interviene la tecnología‒. Asimismo, se diseñan experimentos que más
adelante permiten la generación de modelos científicos descriptivos y
predictivos, como en el caso de las leyes físicas conocidas.
Con respecto a las ciencias formales, no hay observación de fenómenos ni
experimentación, sino un desarrollo estructurado de proposiciones
lógico-matemáticas ‒basadas en axiomas‒ que permite estudiar las propiedades y
relaciones de entes abstractos. Como resultado, se obtiene un conjunto de
teoremas que otorgan estructura a un campo matemático determinado: álgebra,
geometría, topología, lógica, cálculo, teoría de grafos, teoría de sistemas, entre
otros. Mediante la investigación, se expanden las fronteras de la matemática en
su forma pura o aplicada. Unos de los productos más prácticos de las ciencias
formales son los lenguajes de programación ya que éstos se basan en un conjunto
consistente de proposiciones lógicas que permiten la resolución de problemas de
cómputo (mediante algoritmos).
Por último, en ciencias sociales, el objeto de estudio es el hombre y la
cultura. Por ello, estas ciencias también reciben el nombre de humanidades o
ciencias humanísticas. Cabe mencionar que hay científicos ‒pertenecientes a los
otros dos grupos de ciencias‒ que no consideran ciencias a las humanidades.
Esto se debe a que no han sabido reconocer que el objeto de estudio de las
humanidades es distinto al de ellos. Por ejemplo, una investigación en
historia, conlleva muchas horas de trabajo en archivos (donde es necesario
contar con herramientas como la paleografía); revisión bibliográfica; análisis
del discurso en función de la época donde se sitúa la investigación; análisis e
interpretación de los hechos que aparecen en los documentos; y la escritura del
artículo, el cual, tendría que ser revisado por pares para su validación y
posterior publicación.
La relación entre las diferentes disciplinas científicas
Trabajo arqueológico (Roma, Italia). |
Hay ciencias (no importando el grupo al que pertenecen) que interactúan con
intensidad unas con otras. Ejemplo de esto lo podemos ver en la arqueología: ciencia
social cuyo objetivo es estudiar las manifestaciones materiales del hombre,
logrando así, situarlas en tiempo y espacio. Esta ciencia, para realizar dataciones
o análisis de restos materiales, se auxilia de manera significativa de la física,
la química o la geología, pero al mismo tiempo, puede servir como ciencia
auxiliar en historia, sociología, o economía.
Por otra parte, es bien conocido que dentro de las ciencias naturales
existe la fusión de algunas de sus ciencias para dar vida a otras más: bioquímica,
biofísica y fisicoquímica, por ejemplo. Quizá una de las disciplinas
científicas más nuevas sea la astrobiología, que estudia la existencia y origen
de la vida en el Universo.
En cuanto a las ciencias formales, éstas auxilian al resto otorgándoles
una estructura lógico-formal que les permite la creación de modelos apropiados
que puedan explicar los fenómenos (sociales o naturales) bajo estudio. Quizá la
ciencia que más se apoya en las matemáticas sea la física. De hecho, existe la
física teórica, la cual se estructura con una formalidad lógica tal, que bien
podría estar dentro de las ciencias formales.
Consideraciones finales
Es de vital importancia comprender que la ciencia se construye con
rigor; que cada trabajo que pretenda ser científico debe pasar por una serie de
revisiones ‒realizadas por especialistas del respectivo campo de conocimiento‒
que lo validan como científico sólo si cumple ciertas condiciones: que si es un
trabajo experimental, entonces los resultados deben ser reproducibles; que si
es un aporte histórico, entonces éste debe validarse por un comité de científicos
en historia; que si es un descubrimiento astronómico, entonces deben
corroborarse las observaciones por otros astrónomos; que si se trata de un
nuevo fármaco, entonces éste debe probarse exhaustivamente según los estándares
médicos internacionales; y así sucesivamente con cada disciplina científica.
Por lo tanto, cada vez que obtengamos información que se adjetive como
científica, debemos cerciorarnos si ésta posee fuentes o bibliografía
confiables (artículos académicos). Si no cumple con lo anterior, la información
caería dentro de la pseudociencia, charlatanería o superstición. Es muy
importante tener cuidado. Verifiquemos siempre las fuentes de cualquier
contenido. Sólo así estaremos cultivando una cultura científica, tan necesaria
en nuestra sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario